Preferencia y rangos de la tolerancia a la temperatura y salinidad de gasterópodos nativos y no nativos en el estado de Tabasco, México.
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Los moluscos dulceacuícolas, integrados por bivalvos y gasterópodos, son grupos
muy diversificados en cuerpos de agua muy variados, algunas de las especies se
distribuyen ampliamente e invaden nuevos hábitats de forma relativamente rápida,
mientras que otras se encuentran en sitios restringidos (Naranjo-García & Olivera
Carrasco, 2014). Son organismos que pueden observarse a simple vista, viven
sobre el fondo de ríos y lagos, enterrados en el fango o arena, o adheridos a
troncos, vegetación sumergida y rocas (Baddi et al., 2005; Arias et al., 2010;
Naranjo-García & Olivera-Carrasco, 2014; Torrente et al., 2016).
La tolerancia y adaptabilidad de los moluscos, en particular algunos bivalvos y
gasterópodos, los han situado como los organismos preferidos en el monitoreo de
la presencia de contaminantes e indicadores de la calidad de los ecosistemas. Los
bivalvos como filtradores y algunos gasterópodos como herbívoros responden,
cada uno, a una fracción particular del cuerpo de agua (Conti & Cecchetti, 2003).
Presentan ventajas respecto a otros componentes de la biota acuática, como su
presencia en prácticamente todos los sistemas acuáticos continentales, lo cual
posibilita realizar estudios comparativos; su naturaleza sedentaria, la que permite
un análisis espacial de los efectos de las perturbaciones en el ambiente; los
muestreos cuantitativos y análisis de las muestras, que pueden ser realizados con
equipos simples y de bajo costo, y la disponibilidad de métodos e índices para el
análisis de datos, además el muestreo es relativamente sencillo (Rosenberg &
Resh, 1993).
Mayormente son utilizados como organismos bioindicadores, siendo un grupo que
presentan adaptaciones evolutivas a las condiciones ambientales y presentan
límites de tolerancia a las diferentes alteraciones de las mismas. Estos valores de
tolerancia varían, por lo que se pueden encontrar organismos “sensibles” que no
soportan las nuevas condiciones impuestas, comportándose como “intolerantes”,
otros pueden ser “tolerantes” que no se ven afectados por estos cambios ambientales como la temperatura y salinidad (Hellawell, 1986 & Alba-Tercedor,
1996).
Los valores de tolerancia e intolerancia, se presentan en especies sumamente
especializadas u oportunistas como las especies invasoras, además en
organismos nativos de la región; lo que se manifiesta en diferentes respuestas a
las modificaciones del hábitat y la contaminación (Álvarez, 2014).
Las respuestas a la contaminación y cambios en las variables ambientales como
la temperatura, salinidad o cambios hidrológicos, pueden advertirse tanto en
individuos como en poblaciones y pueden ser manifestación de modificaciones en
comportamiento, fisiología, reproducción o simple tolerancia o intolerancia a las
nuevas condiciones impuestas (Baqueiro et al., 2007; Uribe, 2015).
El rango de tolerancia es aquel en el que los organismos son capaces de
compensar los cambios modificando sus tasas fisiológicas para permanecer
relativamente “independientes” del medio (Bayne, 1976). Fuera de estos límites,
existe un rango de resistencia donde los organismos son incapaces de adaptarse
a variaciones extremas ya que se destruye la integridad de los mismos y en poco
tiempo sobreviene la muerte (Fry, 1947). El método para la determinación del
rango de tolerancia, consiste en someter ejemplares aclimatados, a cambios
agudos de diferentes magnitudes del factor durante un tiempo de exposición
previamente establecido (Conti & Cecchetti, 2003).
En los ecosistemas acuáticos, la temperatura y salinidad se consideran de suma
importancia por estar entre las principales propiedades ambientales que limitan la
distribución de invertebrados (Kinne, 1971). Son factores que limitan la
distribución, abundancia y el nivel de actividad en organismos poiquilotermos,
distintas especies del mismo género pueden llegar a tolerar salinidades
temperaturas de forma diferente (Eckert et al., 1989).Las respuestas de los
organismos por efecto de la temperatura y la salinidad, así como de otros factores,
pueden ser observadas en el crecimiento, reproducción, sobrevivencia,
metabolismo, alimentación y excreción (Bacho, 2007). Pueden también afectar directa e indirectamente la supervivencia de larvas,
juveniles y adultos, y es conocida su influencia en la reproducción con sus efectos
en la maduración de gametos, desove y desarrollo embrionario (Mesas & Tarifeño,
2015; Chávez et al., 2017).
La salinidad por ejemplo, influye en la concentración de oxígeno, a mayor grado
de salinidad, menor será la concentración de oxígeno. Una disminución
prolongada de la salinidad provoca un importante retraso en el desarrollo sexual,
llegando a los extremos de que un elevado porcentaje, no alcanzan la maduración
ante condiciones desfavorables de este parámetro (Sokolova, 2012),
perturbándose incluso el comportamiento general del animal, de forma que ante
los descensos y aumentos de salinidad se dan alteraciones en los procesos
respiratorios, así como en los reproductivos a nivel de la estimulación de liberación
de gametos maduros (Shpigel, 1992; Sokolova, 2001).
La concentración de la salinidad y sus variaciones tienen un impacto en la
composición y osmolaridad de los fluidos corporales, entre los cuales algunos
grupos o especies poseen habilidades fisiológicas de osmoregulación. La
osmoregulación puede ser considerada como una función adaptativa de los
organismos, para ocupar hábitats con un alta, baja o salinidad variable, donde se
requiere una amplia tolerancia para sobrevivir. La osmoregulación en moluscos
dulceacuícolas ha sido poco estudiada y las investigaciones donde se han
realizado más estudios sobre este tema han sido en moluscos marinos (Signoret
Brailovsky et al., 1996; Navarro & González, 1998).
La temperatura al ser una variable permisiva, atraviesa barreras físicas y puede
provocar efectos directos sobre la estructura de todas las macromoléculas (Hickey
& Singer, 2004). Interviniendo en la velocidad con que se realizan los procesos
metabólicos provocando cambios fisiológicos, necesidades energéticas distintas,
variaciones en la condición, el estado de salud y el crecimiento (Bernabé, 1991).
El aumento de la temperatura del agua conlleva a un aumento en el metabolismo
de los organismos acuáticos (Zapata, 2014; Cerón et al., 2015). Además, las temperaturas que se encuentran fuera del óptimo térmico, afectan las funciones biológicas de los organismos retardándolos o inhibiéndolos, debido a que algunos
procesos como el metabolismo de rutina, el trabajo cardiaco, la reproducción y el
crecimiento tienen un óptimo de temperatura funcional (Rodríguez et al., 2012).
También se modifica las tasas metabólicas, acelerando las reacciones
enzimáticas, lo cual repercute directamente en el consumo de oxígeno y en los
requerimientos energéticos para la realización de las diferentes actividades como
el crecimiento y la reproducción (Gallardo-Pineda et al., 2015). Cuando las tasas
metabólicas son altas el costo energético aumenta correlacionándose con un
mayor movimiento de la especie, crecimiento rápido y un comienzo más temprano
de la reproducción (Boratynski & Koteja, 2010; Burton et al., 2011; Pettersen et al.,
2016).
En especies invasoras las tasas metabólicas son mayores, ya que son capaces de
mantener una limitación baja de oxígeno o alteraciones fisicoquímicas que las
especies nativas (Zhao & Feng, 2015; Lagos et al., 2017b). Cuando las tasas
metabólicas son altas el costo energético aumenta correlacionándose con un
mayor movimiento de la especie, crecimiento rápido y un comienzo más temprano
de la reproducción, además de un consumo elevado de oxígeno disuelto y
excreción de amonio (Shpigel et al., 1992; Boratynski & Koteja, 2010; Burton et al.,
2011, Pettersen et al., 2016).
Y cuando se presenta una tasa metabólica baja, los organismos requieren de la
depresión o disminución de energía para asegurar la supervivencia,
principalmente en invertebrados (Sokolova et al., 2012).
Entonces para caracterizar una especie desde el punto de vista fisiológico es
necesario conocer primero su preferencia térmica y su tolerancia, dada la
influencia preponderante de la temperatura en el metabolismo y el crecimiento
(Díaz & Buckle, 1993). Los organismos acuáticos han desarrollado respuestas
adaptativas a las variaciones de los factores ambientales, que les permiten desempeñarse fisiológicamente de manera normal fuera de los límites óptimos de
dichos factores.
Dichos factores actúan con un comportamiento termorregulador, este
comportamiento se define como la capacidad que tienen los organismos para
preferir, evitar, tolerar y resistir un intervalo de temperatura. En este sentido, el
preferendum térmico es una respuesta específica de una especie cuando es
colocada en un gradiente de temperatura, está fijada genotípicamente, pero puede
variar por la influencia de factores ambientales no térmicos (Fry, 1947; Reynolds &
Casterlin, 1979; Kerambrum, 1988).
La temperatura preferida, representa el intervalo térmico en el cual los procesos
que controlan la actividad de los organismos son efectivos y su eficiencia se
incrementa y se optimiza (Prosser & Nelson, 1981; Kelsch & Neill, 1990), se ha
demostrado que los organismos acuáticos seleccionan temperaturas en
proporción a la cantidad de energía metabólica disponible, que puede ser
canalizada para crecimiento, actividad, reproducción y otras funciones fisiológicas.
La termotolerancia es la capacidad de los organismos a soportar un intervalo de
temperatura y está asociada a la especie, al historial térmico de la población, a la
temperatura de aclimatación y a algunos factores externos como la salinidad y el
oxígeno disuelto, e internos como la edad, talla, el estado reproductivo, entre otros
(Bayne 1976; Green et al., 1983; Quinn et al., 1994).
Es por ello, que la importancia de utilizar parámetros fisicoquímicos en estudios de
moluscos, es porque a través de la variación espacial y temporal de estos
factores, se determinan las características, distribución y comportamiento de las
poblaciones existentes (Doty, 1957; Denley, 1979; Garrity & Levings, 1981,
Olabarría et al., 2001).
Dos fenómenos contrarios amenazan las comunidades de moluscos en zonas
vulnerables a los efectos del cambio climático en la planicie de Tabasco, por un
lado se espera un incremento en la salinidad y temperatura en cuerpos de agua
dulce producto del incremento del nivel del mar y por otro la disminución temporal de salinidad en las lagunas salobres producto del aumento de la frecuencia e
intensidad de tormentas severas sobre los territorios de Chiapas y Tabasco.
Por lo anterior, estudios sobre la tolerancia de factores como la temperatura y
salinidad en organismos acuáticos son necesarios para poder predecir en un
futuro su influencia en la riqueza, abundancia y distribución de especies,
poblaciones y comunidades de organismos acuáticos (Kinne, 1971; Albarrán et al.,
2017).
La presente tesis tiene la finalidad de agrupar los estudios de ecotoxicología en
moluscos utilizando las variables de temperatura y salinidad, investigando la
temperatura preferencial, los rangos de tolerancia, determinando la concentración
letal media CL50 y CL90, así como la influencia de la temperatura sobre el
crecimiento, reproducción y sobrevivencia en especies de moluscos nativos y no
nativos mediante bioensayos de laboratorio.
El documento está conformado por el capítulo I, que es un artículo aceptado y
publicado con fecha de Recibido: 08 de diciembre de 2016 y Aceptado: 27 de
marzo de 2017, en la revista Hidrobiológica 2017, 27 (2): 145-151. Y por un
segundo Capítulo: un artículo enviado a la revista Hidrobiológica, con fecha de
recibido 13 de noviembre de 2017.