Evaluación de carbohidratos sobre la fisiología digestiva de larvas y juveniles de pejelagarto (Atractosteus tropicus, Gill 1863)
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Resumen
La acuacultura, como disciplina científica y tecnológica ha tenido un desarrollo relativamente
reciente y las investigaciones en particular con las especies nativas han estado dirigidas
principalmente hacia el conocimiento del ambiente en el que viven los organismos acuáticos y
hacia aspectos fundamentales como son la biología, fisiología y ecología. De esta manera, es
una actividad muy importante por su capacidad de generar alimentos básicos para el consumo
humano, empleos y divisas, por medio del cultivo de organismos acuáticos (peces, crustáceos
moluscos, etc.) en condiciones controladas y en diversos ambientes (agua dulce, salobre o
marina), aplicando tecnología con distintos niveles de complejidad (Márquez-Couturier et al.,
2006).
La piscicultura en México se ha sustentado desde hace muchos años en el cultivo de unas
cuantas especies como las tilapias, bagres, carpas, truchas, entre otras las cuales son especies
introducidas. Por este motivo, no se le ha dado el impulso necesario a los estudios para el
desarrollo de la tecnología de cultivo de las especies nativas. En el caso del estado de Tabasco se
cuenta con una gran variedad de especies nativas entre ellas la mojarra tenguayaca (Petenia
splendida), la mojarra castarrica (Cichlasoma uruphthalmus), la mojarra paleta (Vieja
bifasciata) y el pejelagarto (Atractosteus tropicus) siendo las especies con mayor tradición de
consumo en la región sureste del país (Tello, 1998).
El pejelagarto pertenece a la familia Lepisosteidae, la cual fue descubierta en Sudamérica según
Wiley (1976), las especies vivientes de los únicos dos géneros (Lepisosteus y Atractosteus)
datan de hace 75 millones de años (Cretácico tardío). El pejelagarto habita en ríos, lagunas y
pantanos del sureste de México. Ha sido reportado en la cuenca del río Coatzacoalcos en
Veracruz, en las cuencas de los ríos Tonalá, Mezcalapa y Grijalva-Usumacinta para Tabasco, en
el río Palizada del estado de Campeche y en dos cuencas más en Chiapas. Su distribución se
extiende hacia Centroamérica: Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica (Reséndez y
Salvadores, 1983). El pejelagarto Atractosteus tropicus es considerada como una de las especies aptas para la
realización de actividades de acuacultura, ya se ha observado que es resistente al manejo y que
de forma natural habita en ambientes en los que otras especies de peces no pueden sobrevivir.
Por otro lado, se ha notado una disminución de la población silvestre aparentemente debido a su
sobreexplotación en las épocas de desove que es cuando estos organismos se congregan y son
fáciles de capturar (Contreras et al., 1989). Esta especie es utilizada en la cocina tradicional
tabasqueña, en artesanías y como pez de ornato tiene amplias posibilidades de ser incorporado
en la acuacultura comercial (Gómez, 1989; Mendoza et al., 2005). Su carne es apreciada y
consumida en el Estado, donde el comercio de alimentos para el turismo tiene una demanda
permanente y por lo tanto requiere de un suministro seguro de este recurso.
La producción de pejelagarto por acuacultura es una alternativa que ayudaría a resolver el
problema de la amenaza de extinción, para lograrlo se requiere generar conocimientos básicos
sobre su biología y fisiología, así como su alimentación y nutrición respectivamente. Los
estudios sobre la alimentación y nutrición de organismos acuáticos son necesarios ya que este
rubro representa en ocasiones más del 60% del costo de producción, por lo que si se pretende
lograr que la acuacultura sea rentable, se requiere profundizar en los aspectos fisiológicos
básicos durante sus etapas de desarrollo (Tacon, 1993) y en la etapa juvenil (Alvarez et al.,
2007).
Los conocimientos generados sobre alimentación y nutrición por varias generaciones de
investigadores han permitido obtener importantes avances en la domesticación del pejelagarto
para establecer su cultivo, sin embargo se requiere abarcar estudios más precisos con respecto a
la fisiología digestiva desde el punto de vista nutricional y requerimentos energéticos que
permitan maximizar su crecimiento en un menor tiempo promoviendo así su cultivo a una mayor
escala y se establezca como una alternativa productiva que garantiza la rentabilidad de su cultivo
y la conservación biológica de la especie A. tropicus.
Por lo que se ha implementado el diseño de alimentos con los requerimentos necesarios para
cada etapa de vida de la especie, utilizando fuentes alternativas proteínicas que les aporten los
nutrientes necesarios para su crecimientos y supervivencia (Frias-Quintana et al., 2010). A partir de estudios en peces se ha demostrado que el mejor uso de la energía procedente de los
carbohidratos del alimento depende de la composición de macronutrientes presentes en la dieta.
Los peces carnívoros como los salmónidos, son alimentados con niveles altos de lípidos
presentes en la dieta, ya que tienen un mejor efecto la proteína que los carbohidratos en un nivel
similar sobre la ingesta de energía digerible (NRC, 2011). Sin embargo, las dietas altas en
lípidos reducen la digestibilidad del almidón, de acuerdo con estudios realizados en el salmón
del Atlántico (Grisdale-Helland y Helland, 1997) y esto puede ser debido al hecho de que los
lípidos pueden influir en la velocidad de absorción de todos los nutrientes que pasan a través del
tracto gastrointestinal.
En general, si la eficiencia de utilización de carbohidratos se estima estrictamente con base a la
velocidad de suministro de glucosa a partir de la digestión y la eliminación de la glucosa de la
sangre, los peces carnívoros principalmente, tienden a ser los menos beneficiados de las dietas
que contienen carbohidratos (NRC, 2011). Sin embargo, cuando se hacen estudios de fisiología
comparada con otros vertebrados, es importante tener en cuenta la naturaleza poiquilotermica
del pez, la baja tasa metabólica, la disponibilidad de hábitat de oxígeno y la adaptación de su
metabolismo a la privación de alimentos a largo plazo (Polakof et al., 2012).
Sin embargo, para regular los niveles de glucosa en la sangre, producto de la ingesta de
carbohidratos, es necesaria la intervención de dos principales hormonas endocrinas pancreáticas;
la insulina y el glucagón que se encargan de regular los niveles ésta en la sangre y el
metabolismo subyacente en los vertebrados superiores. En peces, aunque propensos a la
hiperglucemia, definitivamente sí tienen estas hormonas con algunas similitudes funcionales y
muchas otras características distintas (Moon, 2004). Los niveles de insulina en el plasma de los
peces se encuentra en rangos de 0.2 a 5 nmol/l o incluso superior después de una comida y se
secreta en respuesta a varios estímulos, principalmente nutricionales.
La insulina (INS) y los factores de crecimiento similares a la insulina (IGFs) son péptidos
relacionados evolutivamente que se derivan de un gen ancestral común (Chan y Steiner, 2000).
Un solo gen de INS ha sido descrito para casi todos los grupos existentes de los vertebrados
estudiados hasta la fecha (Irwin et al., 2012). Sin embargo, estudios recientes revelan que cierta especies de peces (por ejemplo, el salmón, el fugu y el pez cebra) poseen múltiples copias del
gen INS, posiblemente como resultado de una duplicación de genes asociados con la aparición
de los teleósteos (Kavsan et al., 1993; Conlon, 2001; Irwin et al., 2012). La producción y
procesamiento del precursor del INS, la preproinsulina, se llevan a cabo en las células de los
islotes pancreáticos en respuesta a los cambios en los niveles de glucosa en la sangre a través de
dos escisiones proteolíticas antes de formar un péptido funcional del INS que se libera de las
glándulas secretoras en el torrente sanguíneo (Chan y Steiner, 2000). Sin embargo, el efecto de
los carbohidratos presentes en las dietas sobre la fisiología de larvas y juveniles de A. tropicus
aun no está claro, con respecto a la disponibilidad de los nutrientes y su efecto en el crecimiento
y supervivencia.
La presente tesis tiene la finalidad de agrupar los estudios de fisiología digestiva, investigando el
efecto de la inclusión de carbohidratos en la dieta de larvas y juveniles de A. tropicus sobre la
actividad enzimática digestiva, también sobre el crecimiento y supervivencia, así como en
aspectos morfofisiológicos y la expresión de insulina y hormona del crecimiento (GH) durante
la ontogenia inicial. Por lo cual, la presente tesis está estructurada con capítulos que agrupan
estas investigaciones en formato de artículos basados en las normas editoriales de la revista JCR
“Fish Physiology and Biochemistry