Evaluación de la diversidad de macromicetos en ambientes con diferente grado de perturbación en el Parque Estatal Agua Blanca.
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Resumen
Los hongos son un grupo taxonómico extenso de organismos que poseen características
distintivas que los separan de las plantas y animales. Su ciclo de vida es principalmente
haploide, mientras que el estado diploide está restringido a un breve periodo de tiempo
(Piepenbring, 2015). Son organismos heterotróficos carentes de clorofila, que se nutren por
absorción de diversas materias orgánicas (muerta: saprobio, viva: parásito o simbionte)
(Herrera y Ulloa, 1990; Guzmán, 1995; Llorente- Bousquets y Ocegueda, 2008; Piepenbring,
2015).
El cuerpo vegetativo de los hongos está conformado por estructuras somáticas de tipo
filamentoso llamado micelio. Las células que constituyen al micelio se encuentran dispuestas
consecutivamente y se les conoce como hifas. Las cuales pueden estar inmersas o sobre el
sustrato hospedante (Pardavé-Díaz et al., 2007; Herrera y Ulloa, 1990; Piepenbring, 2015).
Este grupo de organismos es altamente heterogéneo. Comprende desde las formas
microscópicas, que constituyen el grupo más diverso y menos estudiado de hongos, hasta
aquellos que son capaces de formar pseudotejidos y desarrollar cuerpos fructíferos de
diversos tamaños y pesos, a los cuales se les conoce comúnmente como macromicetos ya que
pueden ser observados sin ayuda de microscopios (Herrera y Ulloa, 1990; Pardavé-Díaz, et
al; 2007; Piepenbring, 2015).
Los hongos desarrollan diversas funciones que les confieren un rol importante en el
mantenimiento de los ecosistemas. Entre dichas funciones están la degradación de la materia
orgánica, contribución en los ciclos del carbono y nitrógeno, así como la degradación de moléculas complejas, principalmente lignina y celulosa. Los hongos son indispensables en
el desarrollo y crecimiento de los sistemas forestales, al establecer relaciones simbióticas en
forma de micorrizas, las cuales están presentes en el 80% de las plantas. Son organismos
pioneros en la colonización de sustratos estériles (rocas, tierras originadas después de una
erupción volcánica y suelos sin materia orgánica) solos o en simbiosis con otros organismos
(líquenes). De igual forma mantienen el equilibrio y dinámica de los ecosistemas, al regular
poblaciones de plantas y animales (patógenos o micorrizas), así mismo fungen como
antagonistas de muchos hongos, bacterias y otros microorganismos. Por otra parte, ayudan a
prevenir la erosión del suelo mediante la secreción de sustancias que promueven la fijación
del suelo a las hifas, además de ser alimento de diversos animales y facilitar la digestión de
celulosa y otras moléculas complejas a otros animales. (Akiyama et al., 2005; Andrew et al.,
2013; Piepenbring, 2015).
La diversidad en los hongos no sólo se limita a su morfología y ecología, también aplica para
los compuestos químicos que producen. Las interacciones de las hifas con el sustrato, se da
mediante un sistema de metabolitos secundarios, los cuales tienen repercusiones tanto
positivas (antibióticos, fermentación, control biológico) como negativas (micotoxinas) para
los humanos (Piepenbring, 2015).