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Title: Diversidad y estructura de la vegetación de la sierra “El Madrigal”, Teapa, Tabasco.
metadata.dc.creator: Maya Ortega, Edwin David
metadata.dc.creator.id: 121G17059
Abstract: La selva húmeda es uno de los ecosistemas más diversos que existen, gracias a una elevada precipitación anual y temperaturas cálidas. En México la diversidad contenida en este hábitat sobrepasa el 70% de la diversidad total del país, se distribuye en la vertiente atlántico del Golfo de México y en la vertiente boreal del Océano Pacífico (Anónimo, 2016). Esta inmensa diversidad crea una estructura compleja y muy variada que ha sido difícil de estudiar por su accesibilidad. La selva es un ecosistema dominado por especies arbóreas, es decir, individuos que producen lignina y que sobrepasan de los 10 metros por encima del metro y medio a la altura de la cintura; basado en esto los científicos han divido este ecosistema verticalmente en diferentes estratos dependiendo la altura. El dosel es el estrato superior de la selva, abarcando todas las copas de los árboles más altos. Dependiendo del tipo de selva en la que nos encontremos este estrato estará de 10 a 40 metros sobre el nivel del suelo y aquí se desarrollan especies epifitas pequeñas debido a la fragilidad de las ramas. El segundo estrato es el intermedio, como se indica abarca desde la base de los arboles hasta el dosel, siendo este el lugar donde se desarrolla las especies con formas de vida epifita y trepadora. Esta parte, junto con el dosel, suelen ser las menos estudiadas debido a la dificultad de llegar a ellas, sin embargo, también suelen poseer comunidades completas que presentan dinámicas ajenas a los demás estratos. El sotobosque, es el estrato que comúnmente se denomina como suelo, abarcando desde la base de los arboles hasta unos cinco centímetros de profundidad, dominado por pequeñas plantas herbáceas, plántulas y arbustos, suele también contener una capa gruesa de hojarasca. El último estrato comprende desde los cinco centímetros de profundidad hasta varios metros por debajo del suelo, dominada por las raíces de los árboles, aquí se encuentran colonias de micorrizas, gusanos, bacterias, etc. (Alvarado, 2014). Cada estrato posee interacciones únicas con el entorno, y si bien poseen relaciones bióticas y abióticas entre ellas se tiene claro que las comunidades que existen en cada uno de ellos pueden ser separadas y mantenidas de forma independiente, en muchos casos incluso sin necesidad de árboles vivos que las sustenten. El estudio horizontal presenta algunos de los mismos aspectos que se analizan en los estratos; diversidad, abundancia, frecuencia, dominancia e importancia, son valores de ambos estudios, así como sus retos que, a diferencia de los análisis verticales, los problemas en éstos suelen ser sobre la limitación y clasificación de los ecosistemas. Las poblaciones si bien son fáciles de delimitar en contextos tradicionales siendo aquel conjunto de individuos de la misma especie que comparten el mismo espacio y tiempo, en contextos más amplios (meta-poblaciones) puede llegar a ofrecer un reto considerable al tener poblaciones con una comunicación genética fluida que en algunos casos son tomadas como una población de amplio espectro territorial o como poblaciones que se encuentran separadas en nichos que no poseen diferencias significativas y que tampoco están delimitadas por barreras geográficas o climáticas insalvables. Un ejemplo de ello es el ramón (Brosimum alicastrum), esta especie se encuentra distribuida en un amplio rango de climas, altitudes, tipos de suelo y mantiene relaciones biológicas con una amplia gama de especies, siendo considerados por unos como comunidades separadas por diferentes condiciones ecológicas y otros como una población que conecta diferentes ecosistemas (Rzendowski, 2006). Las dificultades para la delimitación de una comunidad están más ligadas a las limitantes humanas que a las biológicas. Si bien es más difícil delimitar biológicamente una comunidad que una población, los investigadores prefieren crear límites artificiales, usualmente ligados a la legalidad o a la tradición del área estudiada, muchas veces como resultado de recursos y tiempos limitados. La capacidad de delimitar a las poblaciones y comunidades, entender su estructura, las relaciones entre estratos y entre especies; facilita su conservación, su aprovechamiento y su restauración. Sin embargo, las comunidades han estado amenazadas por la actividad humana, la deforestación, el cambio en el uso de suelo, han sido las problemáticas más fuertes a las que se enfrentan. Esto ha limitado las zonas de estudio convirtiendo lo que alguna vez fueron extensas selvas en pequeñas “islas” o “fragmentos”. En Tabasco esta creación de “fragmentos” está ligada a la deforestación que hubo entre 1973-2003 producto de proyectos gubernamentales que no poseían el conocimiento para explotar los recursos. Se estima una pérdida del 80% de la vegetación original creando sitios verdaderamente aislados, entre los cuales destaca el Parque Estatal de la Sierra. (Zavala & Castillo, 2002) El Parque Estatal de la Sierra es uno de los pocos relictos de la selva alta perennifolia que quedan en el Estado de Tabasco, se encuentra situado en la llamada “Zona de Arco”, un área que ha sido refugio para una variedad de especies a lo largo del Pleistoceno, en donde encontramos evidencia paleobotánica y poblaciones disyuntas, sin embargo, la característica más particular de esta zona es su endemismo (Wendt, 1987). El parque está constituido por tres sistemas montañosos repartidos entre los municipios de Teapa y Tacotalpa. Encontramos aquí la sierra más alta de Tabasco que es el Madrigal con unos 1150 m.s.n.m. (SEMARNAT, 2001). Si bien el Parque Estatal ha sido estudiado por diversas instituciones e investigadores enfocados a la creación de listados florísticos que permitan el conocimiento de toda la diversidad de la zona, así como trabajos que muestran los diferentes ecosistemas existentes, su crecimiento o desaparición. Esto debido a que el parque, a pesar de tratarse de un Área Nacional Protegida, ha sido objeto de una rápida deforestación por la actividad humana. El cambio de uso de suelo enfocado en el cultivo y pastoreo han arrinconado a la selva en las cimas y áreas inaccesibles como son los acantilados y zonas accidentadas, al igual que han creado nuevos ecosistemas llamados “acahuales”. Estos acahuales se forman cuando una zona de cultivo o pastoreo es abandonada, y dependiendo del tiempo transcurrido podemos encontrar tres tipos de acahuales: herbáceo, arbustivo y arbóreo. Aunque no hay un límite bien establecido de cuando un acahual deja de serlo para convertirse en selva se pueden encontrar una diversidad y una estructura mucho más compleja que en la selva por el proceso de sucesión (Emmel, 1975).
Issue Date: 1-Jan-2019
metadata.dc.rights.license: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0
URI: https://ri.ujat.mx/handle/200.500.12107/6433
metadata.dc.language.iso: spa
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