Modelos educativos en la Narrativa Tabasqueña.

Abstract

El lector, del ámbito académico o no, que se encuentre con esta investigación seguramente pensará que trata de cuestiones sobre los problemas de redacción en los escolares, o sobre cómo elevar las capacidades de comprensión lectora en el Estado ya que los estudios arrojan que estamos al final de la gráfica, o, lo que es aún más común entre las titulaciones de los futuros profesores, alguna estrategia para lograr que los alumnos lean libros. Pero si alguna atención le prestó al título, hipotetizará que hablará de alguna técnica para incluir la lectura de textos narrativos tabasqueños en las clases de español, o… En fin, se podría continuar con los supuestos pero, en todos ellos, lo más probable es que el hipotético lector piense que una investigación más sobre educación no nos va a acercar a los estándares de Finlandia. Y tendrá razón… en parte. Esta investigación no ofrece soluciones sino miradas, y es ahí donde está lo novedoso, porque no observa directamente sino a través de la mirada de otros, digamos que los espía, les roba el mirar. La investigadora se convirtió en voyerista porque escondida detrás del papel se puso a observar lo que otros ven y cómo lo ven. E invita a quien quiera plegarse que haga lo mismo. Para terminar con los supuestos, este estudio trata de los textos narrativos producidos en Tabasco en la segunda mitad del siglo pasado, pero solo de tres de ellos. Los cuentos elegidos transcurren en un entorno escolar y los personajes hacen cosas que se realizan todos los días en las escuelas, por eso en estos relatos hay alumnos, maestros, directores y un padre de familia. También hay pizarrones, pupitres, mesabancos, libros de texto y algún televisor. Los alumnos hacen homenajes a la bandera, el director da su discurso, los chicos salen al patio a jugar. Los profesores enseñan, indican a los alumnos qué hacer, cuándo escribir, cuándo hablar, quién pasa al pizarrón, y a veces sufren enfrentamientos con los niños y los adolescentes. En ese discurrir del tiempo escolar es posible observar cuál es el modelo de educación sobre el que están plantados los maestros, con qué métodos enseñan, cómo conciben a la educación. Principalmente de esto trata esta investigación: de lo que dice la literatura tabasqueña sobre la educación. Como la visión es de la literatura a la educación y no al revés, hubo que construir un aparato histórico y teórico para emprender la tarea investigativa pues no se tenían noticias de un estudio similar. Se estudiaron investigaciones que tomaban, como ésta, la literatura no per se, sino para buscar en ella otra cosa. Y eso alentó a la investigadora pues comprobó que otras personas utilizaban los textos literarios como fuente de consulta, como lugar donde abrevar para enterarse de cómo se concebía algo en algún momento de una sociedad. Porque no hay que perder de vista que el escritor es una persona más de la comunidad, y que en él se imprimen toda la cultura y la tradición de su entorno que ficcionalizadas aparecen luego en sus textos. Esto que se acaba de expresar se desarrolla en el primer capítulo, el dedicado a plantear el problema; ahí se explica que el objetivo del estudio era desentrañar el modelo educativo que presenta cada uno de los tres cuentos tabasqueños e interpretar cómo describe la literatura a la educación. También relacionar esos modelos con lo propuesto por el proyecto político-educativo del momento, y describir las prácticas sociales que esos modelos propiciaban en esas aulas de ficción. Este capítulo aclara términos que se usaron frecuentemente en el reporte, tales como cuento, fábula, modelo educativo, narrativa, texto literario y unidad de análisis. Explica las causas que limitaron el avance, y las clasifica en administrativas, psicológicas y de salud. Revela cómo se llegó a la elección de los cuentos, cómo se determinó el corpus y cuáles fueron las condiciones para conformar la muestra. Expone los ocho momentos en que se organizó el estudio, que comienza con el planteamiento del problema, sigue con la elección de los cuentos y la entrevista a los autores, la búsqueda de bibliografía, determinación de las unidades de análisis, aclaración de significados, hasta finalizar con la reconstrucción-análisis de los significados de los relatos. Para terminar el capítulo, se declaran las categorías de estudio, que son el concepto de literatura que sustenta la indagación, y el de modelos educativos. El capítulo siguiente, marco histórico y contextual, determina el momento político social en que se ubican las historias de los cuentos y hace un breve recuento de los tres proyectos educativos correspondientes a tres gobiernos federales diferentes: Adolfo López Mateos (1958-1954) pues ahí se desarrolla la trama del primer cuento, Un día de clases, de Luis Alonso Fernández Suárez; Miguel de la Madrid Hurtado (1983-1988), espacio histórico donde ocurre Prohibido jugar en el salón de clases de Juan Antonio Lezama Morfín, y el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, período que se corresponde con El examen, de Rafael Jesús Suárez Rosas. Concomitantemente, se describen los tres modelos que conciernen a estos períodos: Escuela Tradicional, Tecnología Educativa y Telesecundaria. Con esto queda cubierto lo que atañe a la categoría modelos educativos, y también se explica qué concepto de literatura se utiliza en el marco, para lo cual se apoya principalmente en los postulados de la escuela conocida como Formalistas Rusos. También se exploran cuatro investigaciones cuyos titulares se sumergen en textos literarios para buscar algo que no es literario, y una de ellas hasta al diablo encontró (El diablo en los textos de la conquista de la Nueva España, de Beatriz Gutiérrez Müeller). Las otras tres realizan búsquedas diferentes: desde los griegos hacia el presente, todos los textos que hablan sobre el deporte; la flora y la fauna citada en El llano en llamas de Juan Rulfo, y la última coincide en la temática pues en las novelas españolas de 1900 a 1930 explora la mentalidad social y los modelos educativos, en exclusiva cómo conforman esos textos la infancia, la familia y la escuela. El siguiente capítulo da cuenta de cómo se cimentó el marco teórico. Comienza explicando cómo se construyeron las unidades de análisis y qué se esperaba encontrar. Cada referencia está conformada por una unidad lingüística que, según Calsamiglia y Tusón (2007), es un enunciado que no responde necesariamente al modelo oracional sino al de enunciado como unidad mínima de comunicación. La clasificación que se hizo de las unidades incluye Tema, Personaje, Medidas de Espacio-Tiempo y Sistema, con sus respectivas clasificaciones y criterios. A continuación en el mismo capítulo, se exploran las teorías y enfoques que analizan las categorías, específicamente la literaria pues la categoría Modelos Educativos se explica en el capítulo dos. Se analizan las disciplinas –relativamente nuevas algunas- que tienen que ver con el estudio y el uso del lenguaje que hacen los hablantes, lo que con él significan o quieren significar, y se explica cuáles de esas disciplinas se tomaron en cuenta para facilitar la interpretación: hermenéutica y sociolingüística interaccional. La primera pues ofrece un modelo, el círculo hermenéutico, para interpretar textos literarios, y la segunda porque incluye aportaciones de las perspectivas microsociológicas, en especial algunos conceptos sobre reproducción de la arbitrariedad simbólica formulados por Bourdieu y Passeron, y las ideas de Foucault sobre la sociedad que controla y castiga a través del examen. El capítulo cuatro se explaya sobre la metodología de la investigación. Ofrece información sobre el enfoque de la investigación, asentado en el paradigma interpretativo, y ubica el tipo en la perspectiva cualitativa con intención descriptivo-interpretativa de la realidad. Se soporta en el círculo hermenéutico como método y se apoya en el modelo de diseño narrativo. En varias ocasiones durante el curso del documento se menciona que por ser una investigación original sin antecedentes en su género, se sustenta en algunos elementos de varios modelos metodológicos que se consideraron útiles para la consecución de los objetivos. Se mencionan también las características que acotaron la elección de los cuentos de la muestra, como ser autoría de tabasqueños, editados después de 1983, y cuya historia sea posterior a 1950, entre otras. La principal técnica de recolección de datos fue la lectura de todos los textos tabasqueños del período delimitado, que no son pocos, y las entrevistas a los autores, realizadas una de manera sincrónica y diferidas las otras. El capítulo cinco es el de los resultados, e incluye las interpretaciones. En él se analizan los tres cuentos seleccionados; si bien todos transcurren en el interior de una escuela las épocas son diferentes, también los espacios geográficos y los niveles educativos (primaria, secundaria y telesecundaria). En Un día de clases se ve un maestro que no sabe qué hacer cuando el mundo de fuera de la escuela se entroniza en el aula, pero sigue actuando como maestro con todo y vara rectora. Prohibido jugar en el salón de clases es un ejercicio de introspección de una maestra de telesecundaria cuando es asediada por sus alumnos en son agresivo, y muestra sus diferencias con el medio y con la profesión. A su vez, El examen, al mejor estilo de los ajustes de cuenta describe la venganza de una profesora ante una alumna desobligada, pero el destino decide a favor de la adolescente. A continuación se presentan las conclusiones, donde se aprueba la conjetura inicial y se indica el modelo que sustenta cada uno de las narraciones. También se señalan algunas semejanzas en la conducta de los maestros, que mueven a algunos cuestionamientos sin respuesta (por el momento). Se aventura, además, una posible utilidad de los resultados, y en todo momento se aclara que desde esta perspectiva se llegó a esas conclusiones, las que podrían cambiar variando el sujeto observador cargado con sus propios referentes. Las referencias bibliográficas registran los textos de donde se tomaron las citas utilizadas en el cuerpo del estudio, y en anexos se incluye una catorcena de documentos que sirvieron también de apoyo a la interpretación. Una aclaración final. Haciendo eco a Romo (2007) se consideró extender cada uno de los apartados hasta donde le era útil a la investigación, evitando las parrafadas sin sentido o las temáticas ad libitum al estilo de los textos expositivos, y evitar así que el reporte perdiera el rumbo. El autor mencionado lo explica mucho mejor: “En una situación comunicativa particular y concreta no necesitamos estructurar el universo entero, sino sólo los rasgos significativos pertinentes a esa situación” (pág. 142). Con esta consideración el reporte, según se aprecia, ganó en concisión, agilidad y ritmo.