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Título : El gobierno corporativo como herramienta paratributaria: un enfoque ambiental.
metadata.dc.creator: Vázquez Domínguez, Daniel
metadata.dc.creator.id: 152F18016
metadata.dc.contributor: Morales Velueta, Ángel
Resumen : “El gobierno corporativo como herramienta paratributaria: un enfoque ambiental”, título del presente trabajo, es un punto de convergencia entre las áreas del derecho tributario, derecho corporativo y derecho ambiental, principalmente. El propósito de este estudio es ahondar y sumar en lo relativo a la tutela del medio ambiente a través de una visión policéntrica1 que pueda ser soportada por el Estado mediante herramientas tributarias y teniendo como base la primicia de los derechos fundamentales. Aunque el alcance del tema está circunscrito a México, la perspectiva es global, principalmente abonada con doctrina proveniente de los Estados Unidos de Norteamérica y países nórdicos. En el tiempo que escribo estas líneas, el mundo despierta con una noticia en extremo preocupante: “Ciudad del Cabo: el "día cero" en el que por primera vez una gran ciudad del mundo podría quedarse sin agua”2. La nota le da la vuelta al mundo y nos hace rememorar la situación similar acontecida en Oaxaca en marzo del 20173; ambas noticias, como muchas otras que circulan alrededor del mundo, ponen de manifiesto que la realidad está sobrepasando la capacidad de respuesta del ser humano4. La degradación del medio ambiente es un problema serio y de avance constante, si no descubrimos pronto una solución adecuada será imposible preservar y restaurar los ecosistemas en el mediano plazo; en algunos años la mitad de los bosques que hoy conocemos no existirán5, el mundo tendrá problemas de población, agua y alimentación lo cual pondrá en riesgo, no la política fiscal de un país o su entorno económico, sino la existencia misma de la vida sobre la tierra. Con todo, el problema ambiental que enfrenta la humanidad difícilmente se podrá resolver mediante la suma de individualidades o través de los imperceptibles pero loables esfuerzos que realizan diversos activistas ambientales. Llegados a este punto, resulta importante plantear una idea: el Estado por sí solo no puede solucionar un problema que a todas luces es una cuestión cosmopolítica6, es decir global o comunitaria, tal y como lo asevera el célebre sociólogo alemán Ultrich Beck7 al sostener que por primera vez en la historia de la humanidad ésta enfrenta un futuro que nos amenaza a todos; bajo esta tesitura, un agente principal para la preservación del medio ambiente se encuentra en la iniciativa privada, específicamente en las empresas8 -elemento por antonomasia del mercado- pues aunque se pretenda alegar lo contrario, su existencia constituye un poder de facto que las convierte en “metaorganizaciones” por la influencia e importancia que tienen en el acontecer diario. Las recientes tendencias de autoregulación han demostrado paulatinamente que se está abandonando la idea generalizada de que las empresas sólo deben respetar el marco jurídico existente, no obstante, ¿Quién mejor que las empresas, que conocen su giro, para sumar autorregulándose y coadyuvando con el sector público? En la actualidad la mayoría de los Estados, con el ánimo de reparar los daños generados, utilizan como medida para inhibir las actividades contaminantes en las corporaciones la aplicación del principio “el que contamina paga”9, el cual responde a la noción de los riesgos permitidos, es decir, actividades que no son ilegales pero cuya actualización supone atentar contra el ambiente bajo el amparo del desarrollo económico y la permisibilidad de la norma.10 Con el nacimiento del nuevo siglo se hizo patente el hecho de que las corporaciones juegan un papel esencial en el desenvolvimiento de la economía global y el desarrollo de la civilización. El mundo entero miró con asombro la cobertura que hicieron los medios acerca de los casos de corrupción en empresas como Enron o WorldCom, en donde una administración oscura y tergiversada dio como resultado un escándalo financiero de proporciones globales11o peor aún, el documentado caso de la armadora Volkswagen y la manipulación de emisiones contaminantes. A raíz de tales acontecimientos comenzó a permear con fuerza la inclusión del gobierno corporativo y los pilare de cumplimiento12. Es en este punto donde pueden compaginarse dos elementos que, de comprobarse la hipótesis, pueden convertirse en una herramienta importante para el cuidado del medio ambiente: control interno y extrafiscalidad. Si el gobierno corporativo puede actuar como herramienta paratributaria al incentivar la implementación de mejores prácticas en las empresas que tengan como consecuencia el mejoramiento y cumplimiento regulatorio en materia ambiental, será viable la creación de una figura tributaria con fines extrafiscales, lo cual es propuesta toral de este trabajo de investigación. Actualmente la literatura seria que existe en México sobre cuestiones de gobierno corporativo es escasa y más aún abordado desde una perspectiva paratributaria para la consecución de un fin ambiental, donde podríamos decir que es nula, o al menos no conocida por el que redacta estas líneas. Por cuanto hace a los textos sobre temas medioambientales y su relación con el derecho tributario, podemos decir que existe un buen número, que no vasta, de bibliografía al respecto, pero en todo caso se trata de un replanteamiento doctrinal cíclico que comienza a parecer añejo e inoperante ante la veracidad de los resultados. Thomas Kuhn, el célebre profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts y autor del aclamado libro “Las estructuras de las revoluciones científicas” (Editorial y traducción del Fondo de Cultura Económica, México, 2012), proclamaba que los paradigmas son modelos de conocimiento aceptados por determinada comunidad durante cierto tiempo, pero que una vez agotado o revalorado el paradigma éste debe redefinirse. En la actualidad las empresas, entendidas como organizaciones económicas dirigidas a la producción y al intercambio de bienes y servicios, son el principal exponente de los modelos de negocios13, constituyendo una verdadera piedra angular en la sociedad al ser generadoras de empleos, desarrollo de tecnología, coadyuvantes del libre mercado y en general por atender las necesidades humanas. No obstante lo mencionado en el párrafo anterior, el día de hoy existe todavía el paradigma de avizorar a la empresa como un ente dirigido exclusivamente a la generación de riquezas desmedidas la cual, se piensa, no tiene ninguna responsabilidad con el medio que la rodea y tan sólo está al servicio de aquellos que se benefician económicamente de ella, idea que es necesario replantear partiendo del hecho de que las empresas y la sociedad constituyen un binomio inseparable, en donde uno corre la suerte del otro, invariablemente. Y es aquí donde el tema toma total relevancia toda vez que las cuestiones ambientales pueden ser reforzadas desde la iniciativa privada. Es un hecho preocupante que para el año 2030 se prevea que la población mundial cuente con aproximadamente mil millones de personas (30% más de las que existen actualmente)14 lo cual nos lleva a plantearnos preguntas como las siguientes: • ¿Cómo vamos a satisfacer nuestras necesidades básicas? • ¿Qué vamos a comer? ¿Dónde vamos a vivir? • ¿Habrá materia prima suficiente para operar y seguir produciendo? • ¿Tendremos más regulaciones ambientales? • ¿Y el agua, la calidad del aire, la soberanía alimentaria? Entre muchas otras cosas. Si el día de hoy no somos capaces de dar una respuesta basada en un plan, que no predicciones al aire, nuestra situación como civilización es poco menos que perturbadora. Cualquier esfuerzo que se encamine a combatir esta situación y dotar de nuevas perspectivas debería tomarse con la mayor de las seriedades, con mucha más razón entonces aquellas que pretendan hacerlo desde una perspectiva privada involucrando un papel conjunto con el Estado, haciendo valer una figura como lo es el gobierno corporativo en las empresas. En la actualidad existen pocos indicadores que nos permiten compararnos con países de los llamados del primer mundo en este sentido, no obstante, encontramos reportes fechados desde 200915 que nos hacen ver que en otras latitudes se está echando mano de diferentes rubros en la iniciativa privada para proteger el entorno. En este trabajo resaltamos la importancia de lo que se está realizando en Dinamarca16, por ejemplo. Lo que se plantea en este trabajo no es la imposición arbitraria de carga tributaria para la iniciativa privada, sino una alternativa para estimular la autoregulación en aras de que el Estado y empresas pugnen por el mismo objetivo.
Fecha de publicación : nov-2021
metadata.dc.rights.license: http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
URI : https://ri.ujat.mx/handle/200.500.12107/4696
metadata.dc.language.iso: spa
Aparece en las colecciones: Maestría en Derecho

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