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Title: Densidad de manatí antillado (Trichechus manatus manatus) en temporada de lluvias y secas en el río Bitzales, Macusana, Tabasco, México, usando sonar de barrido lateral.
metadata.dc.creator: Marín Sánchez, Carlos Mario
metadata.dc.creator.id: 142G17121
Abstract: El manatí del Caribe o de las Indias Occidentales (Trichechus manatus, Linnaeus 1758) se distribuye en las costas y planicies costeras americanas del océano Atlántico, desde el noreste de Brasil hasta el estado de Carolina del Norte en los Estados Unidos (Lefebvre et al. 2011). Se reconocen dos subespecies: el manatí de la Florida (Trichechus m. latirostris) que habita en los Estados Unidos y el manatí Antillano (Trichechus m. manatus) que ocupa el resto de la distribución. La especie se enlista como amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN. Esta misma organización considera a la subespecie Antillana en Peligro de Extinción (Self-Sullivan y Mignucci-Giannoni. 2008), lo mismo que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). En México al manatí se le enlista igualmente como en Peligro de Extinción en la NOM-059-SEMARNAT 2010. Distintos factores han propiciado que las poblaciones de manatí estén en riesgo, el más importante fue la cacería que sufrió la especie desde la época prehispánica. Actualmente la presión de las actividades humanas sobre su área de distribución es el factor principal de riesgo para la especie. El manatí puede ocupar ambientes marinos, estuarinos y de agua dulce. En la costa del Caribe, así como en la península de Yucatán el manatí es básicamente costero, esto ha permitido el monitorear la distribución y abundancia de la especie desde avionetas, aprovechando la transparencia del agua. En el Golfo de México, por otra parte, el manatí ocupa principalmente la llanura costera en ambientes de agua dulce como lagunas continentales, ríos, arroyos, zonas inundables y estuarios (Jiménez-Domínguez y Olivera-Gómez. 2014). La complejidad de estos ambientes promueve una alta densidad en regiones como la parte baja de las cuencas del Grijalva-Usumacinta, pero también dificulta el cuantificar la distribución y abundancia de la especie. En estos sitios, el sonar de barrido lateral ha dado buenos resultados para detectar los animales y estimar su densidad en aguas turbias y sobre cursos de agua complejos (González-Socoloske et al. 2009; Gonzalez-Socoloske y Olivera Gómez, 2012). Un estudio preliminar muestra que una de las regiones de la cuenca Grijalva-Usumacinta con mayor densidad de manatíes es el rio Bitzales en los municipios de Macuspana y Jonuta, Tabasco (Puc Carrasco et al. 2016). En esta región se registró una mortalidad mayor a la usual en 2018. Entre mayo y principios de noviembre se habían registrado 48 ejemplares muertos (SEMARNAT/PROFEPA 2018), que se dividían en varias zonas; una de las zonas de mayor afectación por la muerte de los manatíes fue el rio Bitzales y el arroyo Maluco en donde se registraron 33 ejemplares muertos. Durante la contingencia se realizaron recorridos con el sonar de barrido lateral observándose altas densidades de animales, similares a las encontradas en 2013 por Puc-Carrasco y colaboradores (2016). El objetivo de este trabajo es estimar la densidad de manatíes en la zona de los Bitzales y su fluctuación estacional y espacial con la finalidad de describir la situación de la especie en esta zona después de la contingencia del 2018.
Issue Date: 1-Mar-2023
metadata.dc.rights.license: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0
URI: https://ri.ujat.mx/handle/200.500.12107/4690
metadata.dc.language.iso: spa
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