Recuperación de petróleo utilizando biosurfactantes sintetizados por cepas bacterianas nativas del estado de Tabasco, México
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Resumen
El petróleo, también denominado petróleo crudo, es un término que se usa con el fin de definir
a un conjunto de sustancias ricas en hidrocarburos que se haya bajo la corteza terrestre a
diferentes profundidades, en depósitos o reservorios (Niu et al., 2020; Kögler et al., 2021) El
aumento de la demanda de petróleo, sobre todo en los países industrializados (con un
crecimiento anual mayor al 1.5 % para el periodo 2020-2030) trae como consecuencia la
necesidad de hallar nuevas fuentes de energía, o de buscar nuevas tecnologías que permitan
un mejor porcentaje de recuperación de petróleo (Safdel et al., 2017).
En un yacimiento, entre el 55-66 % del petróleo original en el lugar (2/3 partes
aproximadamente) queda atrapado en los poros de la roca (El-Sheshtawy et al., 2015), por lo
que métodos de recuperación convencionales que hacen uso de polímerossintéticos, así como
de otras sustancias químicas, ponen en riesgo el equilibrio de los ecosistemas y la salud de
las poblaciones humanas (Bachman et al., 2014; Kögler et al., 2021).
Ante estos retos ambientales, el uso de tecnologías como la la recuperación mejorada de
petróleo asistida por microorganismos, MEOR, por sus siglas en inglés, consitituyen una
alternativa viable en lo económico y ambiental, ya que hace uso de moléculas orgánicas
naturales productos del metabolismo de cepas microbianas como Bacillus, Pseudomonas y
Azospirilum, entre otras (Ojeda-Morales et al., 2016; Geetha et al., 2018; Saravanan et al.,
2020). La más importante de esas moléculas son los biosurfactantes, descritos como
moléculas anfifílicas de superficie activa, capaces de reducir la tensión superficial e
interfacial entre el agua y el aceite, lo que puede mejorar la movilidad de los hidrocarburos
en un proceso de recuperación. Comparados con los surfactantes químicos, los
biosurfactantes son sustancias menos tóxicas, son biodegradables y son estables a
condiciones extremas de temperatura, pH y salinidad (Varjani y Upasani, 2017; Jahan et al.,
2020; Liu et al., 2021). No obstante, una de sus principales desventajas es su elevado costo
de producción, lo que depende directamente de su porcentaje de pureza; sus costos pueden
variar desde los 10 USD/mg de surfactina al 98 % de pureza, hasta las 2-4 USD/kg cuando
forman emulsiones. (Sharma et al., 2020; Dhanya, 2021)
La recuperación mejorada de petróleo es de importancia en México, ya que es uno de los
principales países productores de petróleo, ocupando el 11° lugar (The World Factbook,
2020). De acuerdo con cifras reportadas por PEMEX (2020), en México se producían 20,143
000 barriles diarios acumulados de hidrocarburos líquidos a lo largo de todo el año 2019. De
ese total 12,739 es petróleo crudo pesado, 5,789 es petróleo crudo ligero y 1,615 es petróleo
crudo superligero. En reportes publicados por la SENER (2020), Tabasco fue el principal
productor en tierra con 2, 480 922.17 barriles diarios de acumulado anual, y un promedio
mensual de 190 840.167 barriles diarios, lo cual abre la puerta a la posibilidad de obtener un
beneficio extra al explotar una cantidad adicional en pozos que productivamente están
inactivos.
Dada la importancia mencionada, se pueden emplear diferentes métodos para medir la
capacidad de recuperación de petróleo adicional en condiciones de laboratorio. Diferentes
investigaciones (Castorena-Cortés et al., 2012; Bi et al., 2019; Hadia et al., 2019; Alkan et
al., 2020; Haq et al., 2020) menciona el uso de la tecnología de coreflooding, la cual, aunque
es muy precisa puede ser compleja y las réplicas continuas de alto costo económico, además
los núcleos vivos requieren almacenamiento especial. En cambio, otras tecnologías como las
columnas empacadas con arena (Gudiña et al., 2013; Ashis, 2018; Ibrahim, 2018; Elakkiya
et al., 2020; Phulpoto et al., 2020; Kögler et al., 2021) son mucho más económicas en
comparación, y simulan las condiciones de pozo a escala de laboratorio, permitiendo el
diseño de réplicas continuas y simultáneas. Además, proporciona un método apropiado para
estudiar la capacidad de microorganismos y sus metabolitos asociados en la recuperación de
petróleo en campo (Gudiña et al., 2013).
Ante la escasez de trabajos al respecto en los yacimientos mexicanos, en esta investigación
se propone trabajar con bacterias nativas petrofílicas del estado de Tabasco capaces de
producir biosurfactantes, los cuales podrían modificar favorablemente las condiciones de
extracción de hidrocarburos en campos petroleros maduros en México, con la ventaja además
de no afectar el medio ambiente.