Estudio taxonómico de la familia Clavariaceae del sureste de México.
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Resumen
Los hongos conforman un grupo diverso que se clasifica en 36 clases, 140
órdenes, 560 familias, 8,283 géneros y 97,861 especies descritas. Estas a su vez
se agrupan en seis grupos o filos: Ascomycota, Basidiomycota, Chytridiomycota,
Glomeromycota, Microsporidia y Zigomycota (Kirk et al. 2008).
Actualmente se estima que existen en el mundo entre 1.5 y 5.1 millones de
hongos (Hawksworth, 1991; 2001; Blackwell, 2011, Hawksworth, 2012), de los
cuales sólo se conocen 97,861 especies, donde 64,056 especies corresponden a
la división Ascomycota, 31,503 especies para la división Basidiomycota, 706
especies a la división Chytridiomycota y 1,065 especies corresponden a la división
Zygomycota (Kirk et al. 2008).
En México Guzmán (1998) estimó la presencia de 200,000 especies
aproximadamente, de las que se sólo se han descrito 7,000, de las cuales 2,200
corresponden a los hongos microscópicos y 4,800 especies a los macroscópicos
(Llorente y Ocegueda, 2008). Para el estado de Tabasco se conocen 464
especies, donde el 53% de las especies descritas corresponde a la división
Basidiomycota, el 46% para Ascomycota y el restante 1% a Zygomycota (Rosique
y Cappello en prensa).
El filo Basidiomycota se identifica por la producción de estructuras reproductoras
llamadas basidios, a partir de las cuales se generan las esporas (basidiosporas), dichas estructura son producidas sobre el himenio de la zona de fructificación,
formando estructuras conspicuas, llamativas y con frecuencia muy vistosas, todas
ellas en conjunto forman el denominado basidiocarpo, de morfología variada entre
órdenes y familias (Alexopoulos y Mims, 1985; Herrera y Ulloa, 1990).
Los organismos que constituyen la división Basidiomycota están incluidos en 16
clases, 52 órdenes, 177 familias, 1,589 géneros y 31,515 especies conocidas (Kirk
et al. 2008), todos estos comprenden diversos, numerosos y variados tipos de
hongos, dentro de los cuales se encuentran incluidos aquellos con morfología
coraloide.
Los clavarioides comúnmente conocidos como hongos coraloides constituyen un
grupo ecológico y filogenéticamente variado, su característica principal son los
basidiocarpos que van desde las formas más simples (cilíndrica a clavadas), hasta
las profusamente ramificadas (simulando la imagen de un coral), además de su
morfología característica poseen una amplia gama de coloraciones y consistencias
pasando de la carnosa a correosa o algunas veces a la cartilaginosa (Corner,
1950; 1970; Petersen, 1967d; Alexopoulos y Mims, 1985; Herrera y Ulloa, 1990;
Shiryaev y Mukhin, 2010; Ramírez-López et al. 2012; Birkebak et al. 2013).
Es un grupo con distribución cosmopolita, aunque algunas especies o géneros
tienen restringida su distribución a zonas subtropicales y tropicales, mientras que
otras sólo han sido colectadas en zonas templadas o boreales, al ser un grupo
diverso y con amplia distribución tiene a su disposición distintos ambientes, lo cual hace que se desarrollen diferentes grupos tróficos que van desde saprobios,
micorrízicos, parasíticos, liquenizados y probablemente endófitos (Corner, 1950 y
1970; Parmasto, 1965; Petersen, 1967d, 1973 y 1988a, 1988b; Berthier, 1976;
Agerer et al. 1996; Moncalvo et al. 2006; Shiryaev, 2006a, 2006b y 2013;
Maneevun y Sonoamuang, 2010; Shiryaev y Mukhin, 2010; Ramírez-López et al.
2012; Birkebak et al. 2013).
Este tipo de hongos se encuentra en el filum Basidiomycota, clase
Agaricomycetes, orden Cantharellales y algunas familias como la Clavariaceae
(Kirk et al. 2008; Hibet, 2007). En la actualidad se han descrito y reportado
alrededor de 30 géneros de clavarioides y un aproximado de 800 especies (Kirk et
al. 2008; Ramírez-López et al. 2012; Maneevun y Sonoamuang, 2010).